En el encono de unos ojos marrones,
en el candor de otros verdes.
En la agonía del adiós,
en el alborozo del comienzo.
La huella que desaparece con el mar,
virtiendo agua de sal,
no dejando cicatrizar.
La huella que deja un pequeño pie
que con agua dulce hace sanar.
Vivir en el inteno de olvidar,
en el recuerdo de intentar.
La paradoja de vivir en eterna transición.
