Es mi estampa parisina, desde una ventana,
angosta y fría, la que inspira hoy, mi apatía.
Veo un árbol de hojas caducas, florecerá en primavera,
¿Cuántos habrán estado sentados en esta silla?
En la otra ventana, piano de música incidente,
un francés paupérrimo, de ambiente,
muchos extranjeros, todos perdidos,
París, ¿la ciudad de los abatidos?
Aquí concursan recitando poesía, enfatizan la rima,
aportan entonación subversiva,
Sus poemas son largos, del tamaño de sus egos.
Los míos son cortos, nunca les ganaría.
Vernissage, café noisette, boulangerie,…
Aquí son músicos, son artistas, prodigiosos.
Son la ciencia, la medicina, el derecho, la ingeniería,
futuros prestigiosos, y ni un ápice de alegría.
Aquí piensan en Victor Hugo, en Moliere, en Picasso.
Aires de pleitesía, gloria a la opulencia.
¿Para qué?, si eres como veneno,
Para qué, si esta tinta solo sabe, echarte de menos.