Y bajo la tarde de verano, frente a la palmera,
olor a té, taza amarilla y a vuestra vera jugar.
Y bajo el frío del invierno, comer en familia,
sonido del mar y Cádiz algún sábado visitar.
Y bajo el manto del tiempo, veros felices disfrutar,
vuestra imagen marchitar, añorar,
despediros con los primos
y así, hasta volveros a juntar.
El reloj todas las horas ha marcado ya,
no enloquecerá, os habéis ido para siempre
y cuando amanezca otra vez,
todo aquello que habéis creado, jamás perecerá.
Hoy te hemos despedido, hoy os habéis vuelto a juntar. Habéis sido el ejemplo, la base de un árbol que os ha dado buenos frutos y que buenos frutos os seguirá dando. Envidio al Señor, al que tanto le habéis pedido por todos, que ya os va poder disfrutar. Seguid pidiéndole desde allí por todos los que aquí nos quedamos, sigue llamándonos todos los días desde allí, sigue contándonos como les va a los primos y que la rodilla no te deja andar.
Descansad.
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” Lucas 24:5
