El viento furioso, yo roto,
un vestido a rayas, y sus ojos.
Invierno, lluvia, hojas mojadas,
el tenue ocre de la noche sevillana.
Y yo, su imagen empapada.
¿Verdes o azules?
¡Si nunca he podido mirarte!
Que iluso, ya eres suerte de alguno,
Y yo, importuno.
Ahora, ese momento,
Ese no te vayas,
esa mano a mi brazo
mientras las gotas murmuraban:
¡Ai!, la ama.
